Te regalo,
mi mañana de sol,
mi amanecer;
el suave rocío
de mi alborada tibia y fresca
y el dulce roce
del viento en mis mejillas.
Te lo regalo todo.
Te lo entrego a ti
día tras día.
Baña de luz y de color,
la tristeza velada de tus ojos;
contagia de frío y de humedad
la ternura oculta de tus labios
hasta que tu abrazo vuelva a mi,
por el abrigo olvidado de mi beso.
Texto: Darío
Fotografía: DRA
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