Cobíjame en tu aliento
abrígame en tu voz;
que una lluvia de tus risas,
empape mis sentidos
y que jamás tu abrazo
-óyelo bien-
que nunca tus brazos
silencien mi pasión.
A cambio,
podré cantar tus besos,
amor mío,
escucharé tus silencios.
En un huracán de alegrías y deleites
envolveré tu cuerpo,
enamoraré tu alma,
porque la mía, bien lo sabes,
se ancló a tu piel
y estoy aquí,
aquí,
contigo.
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